Sí, los cambios se aceleran, los retos sociales se multiplican (en todos los órdenes: económico, medioambiental, cultural, energético, migratorio, etc.), los conflictos se acentúan… y todo ello hace que el futuro sea imprevisible. Nadie se atreve a hacer muchos pronósticos. Quienes son más optimistas auguran un horizonte de dificultades para la humanidad.
Pero nos atrevemos a afirmar una certeza: con una u otra forma, los movimientos sociales seguirán existiendo, las personas con inquietud transformadora seguirán organizándose, sumando sus esfuerzos para cambiar el mundo.
Tal vez no nos sea posible afirmar mucho más sobre el futuro de las organizaciones solidarias, pero esto no es poco y constituye un motivo fundamental para la esperanza. A lo largo de la historia, los principales logros de la humanidad en materia de derechos humanos y sociales han sido siempre el resultado de la acción colectiva -inicialmente minoritaria- de los hombres y mujeres.
Así se abolió la esclavitud y se mejoraron las condiciones de trabajo, y se conquistó el voto de las mujeres, y los derechos de homosexuales y otras minorías sociales, y se extendió la conciencia medioambiental y se obtuvieron otros muchos logros que constituyen el catálogo de los mejores avances en la consecución de un mundo mejor. De donde se deriva nuestro convencimiento de que la ciudadanía crítica y organizada seguirá siendo el principal motor de cambio social en el futuro.
Pero, sin la pretensión de ser videntes, atendiendo a las tendencias que ya se pueden percibir en la actualidad, intentamos afinar un poco más en la prospectiva y dibujar algunos rasgos previsibles que tendrán las organizaciones solidarias del futuro:
Diversidad y mestizaje organizativo
Creemos que en el futuro se multiplicarán y diversificarán al máximo las formas organizativas que adoptarán los movimientos sociales. Existirán asociaciones formales, colectivos informales, fundaciones, empresas de economía social, agrupaciones temporales, equipos, redes específicas, gabinetes, plataformas abiertas, grupos de afinidad, consultoras solidarias, organizaciones no gubernamentales, etc., etc. La tradicional caracterización de las organizaciones por su ausencia de ánimo de lucro (ENL) quedará superada -incorporando, por supuesto, ese caracter no lucrativo- por otros rasgos, entre los que destacarán sus objetivos de transformación social y su compromiso con los grupos y sectores sociales más vulnerables.
No solo se producirá una eclosión de formas organizativas diversas, sino también una mezcla, una combinación de éstas, un «mestizaje organizativo» en el que unas organizaciones adoptarán las formas de organización, gestión, sostenimiento, acción… de otras, aprovechando las mejores soluciones organizativas, aprendiendo de ellas, en un proceso de adaptación continua a las necesidades y circunstancias de cada contexto y cada momento, en una dinámica de cambio permanente.
Nuevas formas de acción y participación
Del mismo modo que ocurrirá con las fórmulas organizativas, también se diversificarán y se combinarán las formas de acción social. Las organizaciones solidarias del futuro actuarán desde la creatividad y la imaginación colectiva, desarrollarán nuevos lenguajes y formas de activismo social, combinarán la sensibilidad, la afectividad, la expresión artística, con la acción reivindicativa y con la puesta en marcha de soluciones. No se limitarán a criticar y reivindicar, también propondrán y pondrán en marcha alternativas concretas a los retos y problemas.
Y el eje central de esas nuevas formas de acción será la participación. Las organizaciones solidarias serán radicalmente democráticas y participativas, buscarán permanentemente el protagonismo de la gente. También se multiplicarán y diversificarán las formas y niveles de participación, adecuándose a las distintas circunstancias de las distintas personas que sostengan y apoyen las acciones.
Se cuidarán las redes de relaciones y todos los aspectos relacionales de las acciones. La acción transformadora será una ocasión privilegiada para tejer la trama de una nueva mayoría social.
La eclosión del Cuarto Sector
El Cuarto Sector será un espacio fronterizo donde se encuentren la iniciativa privada y la iniciativa social, los proyectos productivos con los proyectos sociales. Como apuntábamos más arriba, las organizaciones sociales pondrán en marcha iniciativas de economía solidaria, cooperativas de producción y consumo, grupos de trueque, iniciativas de reciclaje y reutilización de bienes, alternativas habitacionales…
Ello formará parte de una nueva cultura del uso solidario frente al consumo desaforado, del decrecimiento y la calidad de vida frente al crecimiento y el nivel de vida. Las organizaciones solidarias serán un ejemplo del principio «vivir con menos, vivir mejor».
Y eso, no solo por razones de coherencia ética, sino también por razones de sostenibilidad de las nuevas organizaciones, que no dependerán de los recursos gubernamentales (aunque aprovechen y reutilicen todas las posibilidades que se les ofrezcan en este sentido) sino que compartirán recursos entre ellas y establecerán sinergias y alianzas con proyectos productivos alternativos para su propio mantenimiento.
La apropiación social y solidaria de las TIC
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación serán, definitivamente, un recurso estratégico de las organizaciones solidarias que las utilizarán para mejorar su organización interna, la participación de sus miembros, la comunicación con el entorno, la coordinación y cooperación con otras organizaciones…
Se producirá un salto cualitativo y cuantitativo en la apropiación solidaria de las TIC, en su aprovechamiento como herramientas para el cambio social. Las organizaciones sociales conseguirán, al fin, hacer frente a la hegemonía del mercado en Internet, desarrollando espacios no mercantiles, solidarios, cada vez más amplios y mejor interconectados.
La reapropiación de las TIC será particularmente imaginativa, creativa, innovadora, alternativa… inventando nuevos usos comunitarios y nuevas aplicaciones sociales de las tecnologías.
Las redes, la cooperación, las sinergias
El futuro de las organizaciones solidarias no se entenderá sin la cooperación. El trabajo en red, la suma de esfuerzos, la construcción de alianzas más o menos estables entre organizaciones, será la norma, la manera habitual de funcionamiento de las organizaciones.
Estas organizaciones serán, por lo general, pequeñas, manejables, pero incluso cuando sean muy pequeñas, de bolsillo, concibirán su trabajo interno como un «trabajo en red», serán «organizaciones-red» basadas en el principio de «máxima autonomía y máxima cooperación» entre sus distintas partes.
Del mismo modo, esas pequeñas organizaciones formarán parte de amplias redes organizacionales. Y esas redes serán distribuidas, multicéntricas, horizontales… basadas en la participación y la cooperación. Y también serán «transversales», incluyendo a organizaciones de todos los tipos y todos los ámbitos de acción.
Todos los elementos que hemos apuntado hasta aquí no se entienden sin el «trabajo en red» como metodología esencial de trabajo. Será determinante para la articulación interna de las organizaciones, para el desarrollo de sus acciones, para su sostenimiento y la generación de recursos… para la eficacia social de la acción transformadora.
Motores del cambio social
Volvamos al comienzo de esta reflexión: los movimientos sociales, las organizaciones solidarias (que son una forma de cristalización de los primeros), van a ser los motores fundamentales de los cambios sociales que han de producirse, más temprano que tarde.
De hecho ya lo son, ya lo están siendo. Asistimos al final de una era de la humanidad y al comienzo de una nueva. Nos resulta imposible, todavía, avistar a donde nos lleva el camino y adivinar cuanto tiempo nos costará alcanzar la meta. Pero solo es cuestión de tiempo. Los nuevos movimientos sociales, las nuevas organizaciones solidarias ya están naciendo. Y ellas contribuirán decisivamente a la construcción de otro mundo posible que ya se vislumbra.
Fernando de la Riva
(Este texto recoge las principales ideas puestas a debate en la ponencia “¿Hacia dónde camina el voluntariado? Presente y futuro del Tercer Sector Social“, dentro del Encuentro “Voluntariado y Participación Ciudadana“, en el marco de los “Encuentros Internacionales de Juventud, Cabueñes 2011“)
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