Apuntes para la Participasión

¿Es posible reconstruir la magia de un viaje que no hiciste, sus aprendizajes y emociones, a partir de vagos fragmentos de conversaciones, tarjetas postales o mensajes de wasap, fotos robadas, notas apuntadas en pequeños papeles, impresiones fugaces garabateadas en un cuaderno rayado…?

Vuelvo al Cuaderno de Bitácora, intentando encontrar sensaciones y momentos.
-«¿Por qué lo haces?«, me pregunta un amigo.
Se refiere a este bucear medio obsesivo en las huellas del Viaje al Archipiélago del Común para escudriñar preguntas y respuestas, rescatando aprendizajes, plasmando todo ello en estas notas que son -en fin- otra forma de «estar» en el viaje.

Le hablo de contribuir -en lo que pueda cada cual- a despertar diálogos dormidos, conversaciones interrumpidas, relaciones y vínculos debilitados en los últimos años. Y de la urgencia de hacerlo ahora, cuando se nos van demostrando más y más importantes -literalmente, vitales- los retos que enfrentamos como personas y comunidades (e incluso como especie).

Recuperar los diálogos, reanudar los vínculos, reactivar la colaboración y la ayuda mutua… son los primeros pasos necesarios para poder responder a los problemas que ya están aquí y a los que vienen, con alguna posibilidad de éxito.

Por todo eso, sigo estirando de los hilos de las conversaciones -o sus reflejos- intentando trenzar nuevas conexiones, relanzar nuevos diálogos.
Los temas -en el Cuaderno, en el Viaje, en la vida- van y vienen, como las olas, y regresan con nuevos interrogantes.

«Agotadas: no nos da la vida. Pero motivadas: QUEREMOS».
El cansancio es general, más que físico está en nuestro (des)ánimo. Queremos (estar, en todas las luchas y procesos) y resulta que no podemos (porque es imposible, hemos de sobrevivir, con-vivir, conciliar…). Y lo vivimos muy mal, con frustración y sentimiento de culpa.
«¿Militar es entregarse totalmente? ¿Hay otras formas?»
«¿Vivir o sobrevivir?«

«Necesitamos experiencias exitosas de participación.»
«Visibilizar que hay muchas personas haciendo cosas MARAVILLOSAS.»
¿Faltan experiencias positivas o es que no las vemos y por eso no las valoramos?
«Deberíamos DISFRUTAR más, contarlo, compartirlo, aprovechar mejor la capacidad transformadora de los colectivos.»
No disfrutamos de la participación, del activismo social, vivimos muchas veces la acción colectiva como una carga, en conflicto con la vida personal y familiar.

Sin embargo, sabemos que «el proceso es colectivo, pero de crecimiento personal.»
«No hay oposición entre lo colectivo y la persona, todo transforma y se transforma».
«No hay un yo sin un nosotras».

¿Cómo encontrar la difícil síntesis en la contraposición -o mejor, en el conflicto vital- entre lo personal y lo colectivo?
Se repite la palabra «vínculos«.
«Somos seres sociales, necesitamos vínculos y cuidados, somos personas que sentimos, pensamos, decimos y hacemos/actuamos…».
«Entramos a los colectivos mediante un vínculo o porque tenemos necesidad de él».
¿Cuándo reconoceremos lo colectivo como parte fundamental del desarrollo de cada persona, algo necesario para nuestro crecimiento personal (y la propia supervivencia)?

¿Qué hacer para encontrar sentido a la participación y volver a disfrutar de la acción colectiva? ¿Cómo hacer para que deje de ser una carga y se convierta en una oportunidad para crecer mientras transformamos con otras la realidad común?
Se dice algo que apunta a un plan de acción: «Acompañar, hacer relevo, revisar el ecosistema, la metodología, el colectivo…«