Apuntes para la Participasión

Decía que es urgente ponernos a soñar juntas, que necesitamos construir nuevas utopías capaces de con-movernos, de tirar de nosotras para poder escapar de ese futuro distópico que se nos viene encima.

Nos debatimos entre el miedo, la negación, la depresión, la ausencia de metas, la incertidumbre, la desesperanza, la soledad, el fatalismo, el «carpe diem»… La ansiedad y el sufrimiento mental crecen a nuestro alrededor.

Nos urge re-anudar, establecer nuevos vínculos, nuevas relaciones que nos hagan más fuertes, y tejer nuevos sueños que nos ilusionen e impulsen a perseguirlos, que nos saquen del hoyo.

Construir nuevas utopías no significa elucubrar fantasías irreales o fabular sueños imposibles, no se trata de hacer la carta a los Reyes Magos o pedir tres deseos al genio de la lámpara. Significa dibujar en ideas, palabras, imágenes y todo tipo de formas de expresión, el mundo posible que queremos poner en pie con nuestra acción colectiva, describir el horizonte que queremos alcanzar en nuestro caminar, los objetivos y las formas mediante las cuales queremos conseguirlos. El sueño ha de ser posible de alcanzar (si no, de nada serviría) y ha de ser flexible, abierto (para adecuarse a los cambios continuos de la realidad).

Pero, ¿cómo hacerlo?

Una primera palabra que surge es «juntas«. Dándonos la mano, apoyándonos unas a otras. Como dice el poeta, eso no mata al monstruo pero ahuyenta el miedo. Para eso necesitamos el encuentro (todas las formas de encuentro), darnos la oportunidad de conocernos y descubrir lo común. De los encuentros nacen las ideas, los proyectos, las sinergias… se hacen visibles las necesidades comunes y las complementariedades.

La diversidad no puede ser un obstáculo, por el contrario, es un recurso fundamental, particularmente en estos tiempos de grandes desafíos. El aporte de cada cual, cada persona, cada cultura… es necesario para poder encontrar las mejores respuestas.

Una segunda pista es la necesidad de la «escucha«. No solo del presente: conocer a los otros que comparten el territorio, conocer sus historias y experiencias, compartir sus saberes. La escucha es el camino del reconocimiento, de la aceptación de la otra persona, de las otras identidades y las otras culturas. Y, además, es el vehículo del aprendizaje mutuo.

Pero también escucha del pasado, de quienes soñaron antes, quienes forjaron sus propias utopías en otras épocas de la Historia, en otras situaciones y contextos. Aprovechar toda su valiosa experiencia, no para sacralizarla y venerarla en una urna, sino para aprender de ella las lecciones que nos sirven para el presente.

Y escucha, también, del futuro: ponernos en el lugar de las generaciones futuras, anticiparnos a sus necesidades, prever las consecuencias de las decisiones tomadas en el pasado y las que tomamos ahora.

Otra pista es aprovechar la «práctica«, la práctica de la acción colectiva. No se trata de hablar mucho de valores, sino de practicarlos. Los sueños se tejen caminando y aprendiendo del camino. Si perseguimos una sociedad igualitaria, hemos de aprender a vivir como iguales; si apostamos por la democracia participativa, esa deberá ser el método de nuestras decisiones… Será la práctica la que nos interrogue, nos plantee preguntas y nos obligue a buscar -colectivamente- respuestas.

Un cuarta pista es el «tiempo«. Hemos de darnos el tiempo necesario para que puedan producirse los procesos necesarios, para que puedan ocurrir cosas, entre las personas y en las comunidades. Un viejo refrán nos recuerda aquello de «vísteme despacio, que tengo prisa«, pues eso, cuanta mayor es la urgencia de reconstruir la utopía hacia la que caminar, mayor es la necesidad de dedicarle a ello el tiempo que precisa.

La quinta pista es entregarnos a la «creatividad«, porque si para tejer los sueños necesitamos a las otras personas, la escucha mutua, la cooper-acción colectiva y el tiempo necesario… para que todo ello germine y se traduzca en un sueño posible, en una utopía hacia la que avanzar, será preciso que las formas de hacerlo -las dinámicas, los lenguajes, los procesos, las técnicas…- nos afecten, conmuevan, emocionen… nos hagan vibrar.