Apuntes para la Participasión

Aunque se me supone jubilado, me entrego a la escritura con la urgencia y la certeza de que vienen tiempos duros, ya lo son para muchos millones de personas. Busco -como siempre al escribir- ordenar mis ideas, repensarlas y afinarlas, para tratar de entender lo que está ocurriendo en el mundo.

Y también, busco compartir, de la forma más clara posible, mi experiencia de años, observando y acompañando a tantos grupos en sus procesos de formación para la acción colectiva. Siento como si debiera transmitir un testigo, que recogí de otros, a quienes tienen hoy la tarea de impulsar los procesos comunitarios.

Tengo la intuición de que, particularmente en estos tiempos convulsos, sigue siendo clave desarrollar y entrenar las potencias participativas, colaborativas, organizativas… de todas las personas -especialmente de las más vulnerables- para articular la solidaridad y el apoyo mutuo, para construir comunidades resilientes, capaces de defenderse de las consecuencias de la profunda crisis socio climática que vivimos.

El resto de las necesidades, individuales y colectivas, de los problemas, las causas sociales, las luchas por los derechos… todos ellos se ven «afectados» directamente por este hecho irreversible. No habrá nada que construir en un mundo inhabitable. Se trata de defender la vida, la nuestra, la de todas, la de las generaciones futuras, que está gravemente amenazada.

Ante este escenario caben, básicamente, tres posturas: una es negar que está pasando algo grave para la vida en el planeta (incluida la especie humana) y seguir obstinadamente por el mismo camino que nos ha traído hasta aquí; la segunda es aceptar el desastre, pero no hacer nada, no pensar en ello, resignarse a lo que venga, evadirse, apostar a un milagro tecnológico…; la tercera es asumir que las cosas no van nada bien, pero no resignarse y hacer algo -lo que sea- para cambiarlas.

Para quienes se apuntan a la tercera de las posturas, en sus más diversas variantes, resulta altamente necesario y útil el aprendizaje de ciertas habilidades sociales y colaborativas: la comunicación, la construcción colectiva de conocimientos, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, el trabajo en red, la gestión de la diversidad…

No importa tanto cuales sean los «contenidos«, las «temáticas» de los procesos que -en cada caso y contexto- podamos impulsar (siempre con la vida en el centro), como que -al mismo tiempo- sirvan para fortalecer las capacidades organizativas básicas que necesitamos en nuestras comunidades. Se trata de prepararnos para lo que venga.

Escribo este blog como el naufrago de las viejas novelas que lanza al mar mensajes dentro de una botella. Quisiera que llegaran a quienes se preguntan qué hacer, para que encontraran las fuerzas necesarias para cambiar el mundo (¡otra vez!). Quisiera que, lejos de la desolación que crece, sirvieran para acompañar las búsquedas de quienes creen -como yo- que sea lo que sea que la vida nos traiga, siempre será mejor si nos pilla tomados fuertemente de la mano.