Soy optimista. Creo que, a medio-largo plazo, los seres humanos encontraremos la forma de vivir en paz y armonía con la naturaleza y el resto de los seres vivos.
Pero también creo que, a corto-medio plazo, las cosas se van a poner más feas de lo que ya lo están, especialmente para esa mayoría que vive ya en la precariedad y la escasez, en la exclusión y la violencia.
Pienso que el deterioro del Estado de Bienestar es imparable, la privatización de servicios, los recortes de lo público, la sanidad, la educación, la dependencia, la vivienda… seguirán deteriorándose y aumentarán las desigualdades. Los ricos acumularán más riqueza, al tiempo que crecerá la pobreza.
No pienso que esa perspectiva poco optimista deba desmovilizarnos en la denuncia y la reivindicación a los poderes públicos para que cumplan sus propias leyes. Hemos de ser radicales en la exigencia de un buen gobierno, que cada recorte en derechos y libertades encuentre la mayor resistencia social posible.
Pero sin engañarnos. Si queremos mantener unos mínimos niveles de atención y cuidado a las necesidades básicas de las personas (nosotras y nuestras familias, nuestras vecinas y vecinos): la salud, la alimentación, la vivienda, la educación… no podemos confiarlo todo a la acción de las instituciones públicas (que trabajan para los más poderosos y gestionan el deterioro del sistema). El deterioro es irreversible y difícilmente «parable», aunque consiguiéramos desplegar la mayor presión social posible. No bastará.
Por eso, además, tenemos que ponernos a buscar soluciones que dependan de la propia gente, de la comunidad (de nosotros y nosotras, nuestras familias, vecinas y vecinos…).
Necesitamos fortalecer nuestras comunidades, nuestras capacidades de ayuda mutua y acción colectiva, tanto para defender con uñas y dientes los derechos que quieren quitarnos, como para poner en pie las alternativas comunitarias que nos ayuden a superar los retos para la vida que ya están aquí.
Esa, creo yo, es una tarea prioritaria en la que deberíamos centrar nuestros esfuerzos individuales y colectivos. ¿No te parece? ¿Cómo lo ves tú?


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