Apuntes para la Participasión

Comunidad, Participación y Ciudadanía


De Procesos y Mestizajes (Sankofa. Toma 4)

La gestión de la diversidad es uno de los primeros desafíos a resolver por las comunidades en este mundo diverso y este tiempo convulso e incierto. Una alternativa es el miedo, la desconfianza, el rechazo al otro, al diferente. Levantar muros y vallas, atrincherarnos en nuestras identidades particulares, defenderlas con uñas y dientes de quienes (sentimos que) las amenazan. Otra, es el conocimiento y reconocimiento del otro, abrirnos a la diversidad, a la cooperación, convertirla en una fortaleza para poder entender y transformar -juntas- el mundo que compartimos (que diría el difunto Kropotkin).

En Sankofa se respira un cuidadoso respeto por las identidades personales y colectivas, por las culturas diversas, para que todas puedan sentirse «en casa«. Las huellas de la diversidad pueblan el espacio, componiendo «paisajes» insólitos. Y, al mismo tiempo, Sankofa está atravesada por una querencia hacia el intercambio, la mezcla, el mestizaje… Esa parece ser la idea: facilitar el encuentro de personas y culturas para que -al calor del potaje de la diversidad- surjan nuevas síntesis que nos incluyan a todas.

Diversidad y mestizaje, una combinación que ha funcionado a lo largo de la historia con los mejores resultados para la vida, cuando no ha sido machacada por la fuerza de los fuertes, la imposición, el sectarismo, la uniformidad, la exclusión del diferente… que en este tiempo nuestro y este mundo globalizado sacuden como un huracán a nuestras comunidades frágiles, desarboladas, desanudadas, desconectadas.

El mestizaje, que los fundamentalistas y puristas de «la raza» (vale cualquiera) ven como una peligrosa amenaza a destruir, es sin embargo la única alternativa de futuro: o ponemos a cooperar, aprovechamos y combinamos las distintas identidades, culturas, saberes, capacidades e inteligencias colectivas… o, por el contrario, las ponemos a competir y pelear entre si, y que gane y sobreviva el más fuerte (si queda alguien para contarlo).

La gestión de la diversidad es un reto para los territorios, los barrios, las organizaciones comunitarias y las personas que los habitan. Nos toca aprender a conocer, aceptar, acoger e incluir a personas y culturas diversas, porque las necesitamos a todas para preservar y cuidar la vida de todas. Se llama «construir comunidad«.

Es una cuestión clave, central para cualquier proceso socio comunitario, muy especialmente en estos tiempos convulsos, que en Sankofa «se trabaja» propiciando el encuentro, el conocimiento mutuo, el diálogo, la mediación… (Me estoy acordando todo el rato de aquel ripio de mi infancia que decía: «el trato engendra el cariño y el cariño engendra amor, que decía Campoamor«).

Un grupo de reflexión colectiva sobre la participación infantil y juvenil en tiempos de cambio

La agenda de actividades de Sankofa se compone a partir de los distintos grupos de interés que utilizan el espacio y se reúnen allí con regularidad variable para cantar, compartir lecturas, ver películas, debatir temas, preparar exposiciones, meditar, jugar, aprender castellano, hacer pequeños talleres, etc., etc. A todo ello se suman las propuestas puntuales que llegan por distintas vías al espacio para presentar libros, hacer exposiciones, realizar coloquios y charlas (todos los temas caben, siempre que respeten los valores y principios de Sankofa) o celebrar pequeños conciertos (siempre con «taquilla inversa«). Los fines de semana se concentran muchas actividades. Sankofa es un espacio solicitado y se ha convertido en un «local fetiche» para grupos musicales nacionales e internacionales que lo incluyen en giras y circuitos, no por la cantidad de público que allí se reúne ni por la cuantía de la taquilla, sino por aquello de «la Magia de Sankofa«, su energía positiva y su buen rollo.

Cada dos o tres meses, se juntan todos los grupos y personas (las que quieren), y si el tiempo lo permite ocupan la calle (con permiso gubernativo) y comparten músicas y bailes, juegos infantiles y de mesa, mercadillos de trueque o de pequeñas artesanías, intercambio de libros… y se comparte también la comida y la bebida que cada cual trae. Celebran que están juntos. Ríen mucho. De estas celebraciones suelen salir nuevos proyectos y se producen «mestizajes» entre los distintos grupos de interés (que a veces acaban en «boda«).

Sin embargo, lo más importante aquí no parecen ser los resultados, los productos finales, las actividades… sino los «procesos«: lo que pasa antes, durante y después de esas actividades. No se trata (solo) de que acuda gente al mini concierto, al cine foro, al taller… sino de que esas acciones generen nuevas relaciones, contactos, conexiones, aprendizajes, conversaciones, motivaciones…entre las personas que lo organizan y las que se acercan a compartirlo, a participar.

Aquí no existe una «planificación estratégica» -al menos que se vea-, un plan maestro estructurado, que sirva de marco y guía para las actividades, señale objetivos a evaluar, asigne recursos… (¿Pudiera ser que Sankofa fuera un ejemplo de lo que, hace mil años, llamamos «improvisación estratégica» para nombrar una capacidad -a cultivar en los colectivos sociales- de improvisar y adaptarse con flexibilidad a las circunstancias cambiantes sin perder el horizonte, el sentido de su acción, las «luces largas«?).

Siento que, en toda esta «concepción metodológica» de la misión, las actividades y los procesos, tiene mucho que ver la figura de Pep (en Patraix, mucha gente conoce Sankofa como «lo de Pep«). Antes de la inmersión yo pensaba que me iba a encontrar con un liderazgo personalista carismático, muy potente y ruidoso, ocupando por completo la palabra y las decisiones… un modelo clásico en muchas organizaciones y procesos socio comunitarios. Pero no es eso lo que he podido percibir, diría que, más bien, se trata de un liderazgo «distributivo«, que sobre todo estimula, reparte juego, escucha, facilita, media…. y se basa en el compromiso y el ejemplo. Un liderazgo que, con mayor o menor conciencia, se comparte y distribuye entre un grupo entusiasta de personas lindas ligadas por fuertes vínculos.

Entre las muchas evocaciones que, inevitablemente, me produce la inmersión en Sankofa está el recuerdo de aquél sabio que perdimos en la pandemia, Antonio Rodríguez de las Heras. El llamó nuestra atención, ya en los años 80 y 90, hacia «la fuerza de lo pequeño«, la capacidad transformadora de los pequeños grupos, de las pequeñas iniciativas… El fue también uno de los primeros a los que escuché hablar de «redes» y de la «cultura de archipiélago» (por oposición al aislamiento y la fragmentación de las iniciativas sociales), y del aprovechamiento de las tecnologías para facilitarlo.
Sankofa le hubiera gustado mucho.

(Continuará)



Una respuesta a “De Procesos y Mestizajes (Sankofa. Toma 4)”

  1. […] «De Procesos y Mestizajes«, conté como, al parecer, en Sankofa no están obsesivamente pendientes de los resultados, del […]

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